jueves, 12 de junio de 2008

EL JUEGO DE LA VIDA

Título: EL JUEGO DE LA VIDA
Autora: Ma. Melba Forero Garavito.

Ella como mujer era inocente pero curiosa; además, le gustaba jugar a cosas complicadas como la vida. Así que se puso ya en serio, ya en broma, a tratar de jugar también, pues consideraba que éste juego valía su tiempo.
Comenzó por reflexionar que este juego universal de la vida, debía estar compuesto de símbolos o signos y espacios vacíos o no, que irían señalando para donde va ella con los seres que sustenta, según los valores a favor o en contra que estos acumulen.
Visualizó la vida como una gran sucesión de números contenidos, en una rigurosa ecuación en perspectiva circular, que posee todas las variantes hasta el infinito; además, cayó en cuenta que podía ser muy divertido como entretenimiento favorito de los seres humanos, desde que nacemos hasta que morimos, pero siempre y cuando conozcamos los principios de la matemática y la geometría de todo juego.
Entro a considerar que cada jugador necesariamente tiene que apostar, según el capital que posea al emprender el juego, y este se constituye en los recursos humanos de todo tipo, pues los créditos son restringidos, y sólo se otorgan de acuerdo al capital acumulado antes de comenzar éste juego, ( Los sin recursos suficientes sólo les es permitido servir de barra o fans, o mirones sin derechos, llámese masa o pueblo) Claro esta, porque dicen que ha ocurrido, que algunos vivos capitalizan recursos negativos, pues argumentan que por su número se vuelven positivos, y los presentan como capital a su favor, especulando en la bolsa de la vida.
Así que este juego trata de los recursos positivos y negativos de la existencia y, se puede echar mano a la calculadora de la inteligencia para facilitar las cosas; la habilidad y la oportunidad en el juego, es lo que marca la diferencia entre ser ganadores o perdedores.
Para llegar a estas conclusiones fue necesario que los creadores originales del juego clasificaran, ordenaran y resumieran los capitales de los potenciales jugadores, constituyéndolos en fichas con valor de conocimiento, según su contenido Biológico, genético, estético, social, político, económico, ético, histórico, cultural, y en general toda ciencia donde pueda apoyarse lo humano. Cada una de ellas equivale a puntos o valores que suman, restan, multiplican o dividen los capitales; es por eso que hay que llevar muy bien las cuentas, para luego no sentirnos estafados o engañados en el gran juego de la vida. Así que no nos engañemos y comencemos desde ya a sacar nuestras cuentas.
Como se debe comenzar por el principio, lo primero que se me ocurre es que hay que apelar a la conciencia para que nos proporcione notas rigurosas en el examen de nuestro estado de pérdidas y ganancias, y nos dé un neto de nuestro capital biológico y genético, que nos ilustre sobre el patrimonio inicial que heredamos, y así sucesivamente con todos y cada uno de nuestros recursos; luego haremos cuentas juiciosas de lo que por nosotros mismos hemos capitalizado pagando nuestros créditos, y veremos que pasa. En esta forma, de pronto tendremos algunas excusas oportunas para asistir o no al juego.
Como siempre cuando se comienza cualquier juego, algunos jugadores pretenden pasarse de listos, diciendo tener capitales que solo existen en su imaginación afiebrada, otros recurren a la industria estética porque se horrorizan del aspecto de sus pertenencias, y hay quienes pretenden pasar gato por libre en la aduna de la conciencia crítica, como si en el mercado o juego de la vida todo fuera posible.
Según los últimos informes de la bolsa de la vida, las aspiraciones se cotizan muy bien y con muy buenos rendimientos, también se especula con los deprimidos o incompetentes, para quien les queda grande la vida. Pero no hay que entrar en pánico, las crisis hacen que la economía de vida se renueva, y siempre hay un mañana para entrar al juego de la vida. El casino esta abierto 24 horas hacia el infinito.
Bogotá, Octubre de 2000

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