Una mente pensándose: donde todo pensamiento tuvo una explicación
Título: LA CABEZA AMOBLADA
Autora: Ma. Melba Forero Garavito.
Alguien dijo que hay que tener una cabeza bien amoblada para poder recibir a alguien, así que manos a la obra: Me dispongo a salir de compras por los Centros Comerciales donde venden toda clase de muebles y enseres para que mi cabeza pueda resultar atractiva y a tono, para los eventuales visitantes.
Lo primero que cualquier decorador de interiores debe tener presente, es que clase de cabeza se piensa tener, para así comprar los muebles y demás elementos que correspondan; porque no es lo mismo una cabeza hueca para llenarla de cachivaches, o una llena de aserrín donde no cabe nada; las que mejores opiniones tienen según los entendidos, son las clásicas o refinadas, - llámese intelectual, brillante o sofisticada -.
Inicialmente debe hacerse una lista puntual, no sea que luego falte algo; la primera impresión según me han dicho es fundamental, y es donde la apariencia lo mismo que el contenido cuentan mucho. No nos engañemos: el hábito, sí contribuye al monje
Lo exterior, o sea la fachada, debe estar bien puesta sobre los hombros, no vaya ser que la cabeza ande por ahí como una loca, sin juicio y distinción, y lo haga a uno quedar bien mal, una vez los visitantes lleguen a nuestra puerta y pasen al recibidor. Una cabeza debe tener un buen pelo y peinado todo terreno, que no desentone con lo clásico o vanguardista, uno no sabe quien vendrá y cuando lo sabe, un buen pelo permite retoques de última hora.
El interior es muchísimo más complicado de amueblar, pues son los detalles y la disposición lo que marcarán un estilo, haciendo de nuestra cabeza una estúpida, o una verdadera obra de arte. No hay que olvidar que los prejuicios cuentan mucho, ellos pondrán una certificación en todo cuanto compremos.
Para atender a los visitantes con la cabeza, se deberá tener un manejo del lenguaje, que sea a la vez comprensible o complicado según el tipo de invitados que se reciban; toneladas de palabras con similitud de significados para ser usados según los giros que dé la comunicación; ya sean en forma de exposición, análisis, conversatorio, o pura charlatanería. Hay que tener en cuenta si la forma de recibir, es real o virtual para echar mano de los muebles y detalles necesarios.
La lectura especializada del saber humano ayuda mucho, siempre y cuando uno pueda distinguir lo que lee y tener algún criterio; éste razonamiento decorativo es difícil de conseguir, pues según dicen anda siempre agotado; pues requiere de tiempo y de toda clase de experiencias y, la mayoría de las veces lo conseguimos de afán pirateado, o sea, sin pagar derechos de autor.
Los visitantes y su comportamiento ayudan mucho; nos dan ideas muy creativas o no las quitan para amueblar sus propias cabezas, según ellos por lo inadecuadas a nuestro estilo, pero no para ellos; y hay algo más, también pueden ponernos la cabeza hecha un desastre, en un caos tal que se requiera de un transplante, o de un centro de salud mental con carácter urgente.
De vez en cuando y no faltaba más, es necesario asomarse a los mercados de pulgas, pues se dice que algunas perlas andan por ahí sin que nadie las advierta; todo es cuestión de saber seleccionar entre tanta oferta lo que nos venga mejor a nuestro particular estilo.
Hay algunos que dicen que tras una fachada inapropiada se pueden esconder verdaderas minas de diamante en bruto, el problema es el tiempo y la inversión que se hace; Porque sí después de todo nuestro trabajo resultan ser sólo circones, piedras con apariencias de diamante, nos llevaríamos desagradables sorpresas y hasta frustraciones para el resto de la vida.
Con tantas ofertas de última hora la cabeza nos da vueltas, ya no sabemos dónde ir a comprar para obtener lo mejor y a buenos precios; pero nuestros recursos se agotan, solo disponemos de cierta capacidad de efectivo y de crédito, ni un peso más.
Lo más angustioso es ver a través de Internet tanta cosa novedosa a la que hay que encontrarle una utilidad práctica; todo parece auténtico y de mucho valor para nuestra cabeza; es ahí donde muchos nos llevamos las manos a la cabeza, queriéndola quitar, pues se ha llenado de tantas cosas compradas o regaladas que ya no hay espacio para más, y además se acaba el dinero, o sea, la vida.
Lo ideal es que una cabeza se amueble con elementos auténticos, con las facturas y recibos correspondientes, para que no nos coja la DIAN y nos decomise todo, pues por estos tiempos hay mucho sapo.
Bogotá, Abril 2000
Lo primero que cualquier decorador de interiores debe tener presente, es que clase de cabeza se piensa tener, para así comprar los muebles y demás elementos que correspondan; porque no es lo mismo una cabeza hueca para llenarla de cachivaches, o una llena de aserrín donde no cabe nada; las que mejores opiniones tienen según los entendidos, son las clásicas o refinadas, - llámese intelectual, brillante o sofisticada -.
Inicialmente debe hacerse una lista puntual, no sea que luego falte algo; la primera impresión según me han dicho es fundamental, y es donde la apariencia lo mismo que el contenido cuentan mucho. No nos engañemos: el hábito, sí contribuye al monje
Lo exterior, o sea la fachada, debe estar bien puesta sobre los hombros, no vaya ser que la cabeza ande por ahí como una loca, sin juicio y distinción, y lo haga a uno quedar bien mal, una vez los visitantes lleguen a nuestra puerta y pasen al recibidor. Una cabeza debe tener un buen pelo y peinado todo terreno, que no desentone con lo clásico o vanguardista, uno no sabe quien vendrá y cuando lo sabe, un buen pelo permite retoques de última hora.
El interior es muchísimo más complicado de amueblar, pues son los detalles y la disposición lo que marcarán un estilo, haciendo de nuestra cabeza una estúpida, o una verdadera obra de arte. No hay que olvidar que los prejuicios cuentan mucho, ellos pondrán una certificación en todo cuanto compremos.
Para atender a los visitantes con la cabeza, se deberá tener un manejo del lenguaje, que sea a la vez comprensible o complicado según el tipo de invitados que se reciban; toneladas de palabras con similitud de significados para ser usados según los giros que dé la comunicación; ya sean en forma de exposición, análisis, conversatorio, o pura charlatanería. Hay que tener en cuenta si la forma de recibir, es real o virtual para echar mano de los muebles y detalles necesarios.
La lectura especializada del saber humano ayuda mucho, siempre y cuando uno pueda distinguir lo que lee y tener algún criterio; éste razonamiento decorativo es difícil de conseguir, pues según dicen anda siempre agotado; pues requiere de tiempo y de toda clase de experiencias y, la mayoría de las veces lo conseguimos de afán pirateado, o sea, sin pagar derechos de autor.
Los visitantes y su comportamiento ayudan mucho; nos dan ideas muy creativas o no las quitan para amueblar sus propias cabezas, según ellos por lo inadecuadas a nuestro estilo, pero no para ellos; y hay algo más, también pueden ponernos la cabeza hecha un desastre, en un caos tal que se requiera de un transplante, o de un centro de salud mental con carácter urgente.
De vez en cuando y no faltaba más, es necesario asomarse a los mercados de pulgas, pues se dice que algunas perlas andan por ahí sin que nadie las advierta; todo es cuestión de saber seleccionar entre tanta oferta lo que nos venga mejor a nuestro particular estilo.
Hay algunos que dicen que tras una fachada inapropiada se pueden esconder verdaderas minas de diamante en bruto, el problema es el tiempo y la inversión que se hace; Porque sí después de todo nuestro trabajo resultan ser sólo circones, piedras con apariencias de diamante, nos llevaríamos desagradables sorpresas y hasta frustraciones para el resto de la vida.
Con tantas ofertas de última hora la cabeza nos da vueltas, ya no sabemos dónde ir a comprar para obtener lo mejor y a buenos precios; pero nuestros recursos se agotan, solo disponemos de cierta capacidad de efectivo y de crédito, ni un peso más.
Lo más angustioso es ver a través de Internet tanta cosa novedosa a la que hay que encontrarle una utilidad práctica; todo parece auténtico y de mucho valor para nuestra cabeza; es ahí donde muchos nos llevamos las manos a la cabeza, queriéndola quitar, pues se ha llenado de tantas cosas compradas o regaladas que ya no hay espacio para más, y además se acaba el dinero, o sea, la vida.
Lo ideal es que una cabeza se amueble con elementos auténticos, con las facturas y recibos correspondientes, para que no nos coja la DIAN y nos decomise todo, pues por estos tiempos hay mucho sapo.
Bogotá, Abril 2000
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